Michelle Amaya-Schmidt decidió darle un peculiar uso a su placenta, luego de haber dado a luz a un sano bebé. Mientras algunas mujeres deciden comerla, hay otras como ella que la aprovecha para fines decorativos.
Y es que Michelle creó diversas pinturas con la ayuda de Alyssa Hope, la mujer que la acompañó durante el embarazo, el parto y, actualmente, en la etapa de postparto, con el fin de darle apoyo emocional.
Alyssa ayudó a la mujer a poner su placenta, aún húmeda, sobre papel blanco, dejándola reposar unos minutos. Posteriormente, se levanta y lo que queda es una huella abstracta del tejido. Con este método Michelle logró crear cinco grabados para colgarlos en la pared de su casa.
Pese a que la madre primeriza entiende que su elección de decoración puede resultar extraña para muchos, Michelle asegura que sus diseños son sólo otra forma de conmemorar el momento en que su hijo llegó al mundo.
“Tuve un aborto hace dos años atrás, a las diez semanas, por lo que dar a luz a Asher fue aún más especial”, relató la mujer, agregando que su idea nace de sus ganas “de reunir en su habitación todos los momentos desde su nacimiento, como las huellas de sus manos y pies y las fotos de las ecografías”.
Sumado a los cuadros que creo, la mujer transformó el resto de su placenta en cápsulas, las que consumió durante los días siguientes a dar a luz.