Una situación inesperada se ha desatado en el mundo del béisbol norteamericano. Adam LaRoche, el primera base convertido en bateador de los White Sox de Chicago, decidió renunciar a su puesto y al último año de su contrato.
Su hijo, Drake LaRoche, de 14 años, estaba acostumbrado a participar de las actividades del equipo de forma continua. Asistía a casi todos los entrenamientos, tenía su propio uniforme y casillero en el club, volaba en el charter del equipo junto con los jugadores y asistía a casi todos los partidos (presenció 120 de 162 el año pasado).
El adolescente tenía un tutor privado que le daba clases durante la temporada y concurría a la escuela durante el invierno.
De acuerdo a Adam LaRoche la presencia de su hijo fue una de las primeras cosas que exigió a la hora de firmar el contrato, algo a lo que el presidente de la franquicia, Jerry Reinsdorf habría accedido de palabra y con un apretón de manos.
Finalmente, el dueño de la franquicia, le pidió a Adam que deje de llevar tanto a su hijo a los entrenamientos.
LaRoche, de 36 años, declaró que “Es, probablemente, el último año de mi carrera y no pienso pasarlo lejos de mi hijo”.
Esta tradición tiene un origen familiar ya que el padre de Adam, Dave, fue lanzador y entrenador y a menudo los llevaba al trabajo. De hecho, Andy, el hermano de Adam, también es un jugador de las Ligas Mayores.
Según Kenny Williams, el vice-presidente ejecutivo del equipo, algunos jugadores se habían quejado, de forma anónima, acerca de la continua presencia de Drake y esto llevó a la petición de que concurra a los entrenamientos solo el 50% del tiempo.
Sin embargo, varios jugadores salieron a respaldar la decisión de Adam y a denunciar un complot de parte de la dirigencia, ya que Williams habría esparcido rumores entre los jugadores y los entrenadores para lograr que el hijo de LaRoche sea expulsado del campo.
Muchos de ellos, de hecho, han salido a la defensa de Adam y de su familia.
Más allá de la resolución final del conflicto (por ahora parecería que el retiro de Adam se mantiene y el presidente del club ha declarado que “es hora de seguir adelante”) esta historia nos muestra un lado tierno y comprometido en el mundo de los deportes, una dinastía familiar de apasionados por el baseball que conciben al mismo como una actividad para realizar en familia, más allá del dinero y la notoriedad. Brindamos por ello.