El 17 de marzo de 1965, Germaine Langdon decidió dejarle una nota romántica a su esposo Roy.
Pero no quiso dejársela en un papel. Ni se lo comunicó al oído. Ni se lo escribió en el cielo con un avión.
Decidió tallarlo en la pared de su casa en Blezard Valley, Ontario, Canadá, la noche antes de que la pared fuera cubierta con paneles de madera.
El trabajo se realizó, Roy y Germaine vivieron muchos años en esa casa, formaron una familia, tuvieron hijos y luego se mudaron. Roy nunca se enteró del mensaje.
Germaine murió en el 2006, dejando a Roy con sus hijas, pero este año a su antigua casa llegó una nueva dueña: Rebecca Churá.
Rebecca decidió renovar la casa y cuando se encontraba removiendo los paneles de madera se encontró con el mensaje de Germaine.
El mensaje simplemente dice “Germaine ama a Roy, 17 de marzo de 1965”.
Rebecca inmediatamente supo que no podía tirar el mensaje. Entonces subió una foto del mismo a un grupo de Facebook de la zona preguntando si alguien conocía a Germaine, Roy o sus hijos. Después de unos días de intensa actividad en las redes apareció Claudette, la hija de ambos.
Las dos mujeres decidieron sorprender a Roy, presentándole el mensaje cortado desde la mismísima pared como si fuese una tablilla de arcilla sumeria con un mensaje del pasado.
Roy se volvió loco y lloró de la alegría.
“Honestamente es una de las mejores cosas que he visto… Pude sentir el amor que le tenía a su difunta esposa y fue casi demasiado para para mi. Aunque suene raro, siento una profunda conexión con esta familia y me siento honrada de haberles podido entregar este pequeño regalo”, escribió Rebecca en Facebook.
Pareciera que está de moda dejar notas en las paredes, un regalito oculto y sorpresivo que trasciende las barreras del tiempo y sorprende a su destinatario.