Un espectador “privilegiado” se convirtió un policía que presenció sin interés de intervenir una pelea entre un conductor y un limpiavidrios en Encarnación. El chofer no habría soportado que el joven le faltó el respeto al negarse que los vidrios de su vehículo sean limpiados.
El limpiaparabrisas creyó imponerse al conductor, que evidenciaba ser una persona de avanzada edad, pero no contó con que este sea un conocedor de artes marciales y terminó derribándolo, para luego sujetarlo con las piernas con una llave.