Es una tradición que cuando alguna pareja se casa los anillo de compromiso sean llevados por algún niño de una de las dos familias.
El pequeño cruza la iglesia para entregar el símbolo de unión de estas dos personas enterneciendo el especial momento y sacando más de una sonrisa de los presentes.
Pero en esta ocasión, este niño saca carcajadas a final de su recorrido, él estaba cumpliendo con llevar los anillos hasta el altar y momentos antes de llegar, comienza a correr y lanza el cojín al piso.
Al parecer, no estaba muy de acuerdo con que los novios se casaran.