Para Liz, el año 2012 quedó marcado como una pesadilla interminable. En aquella víspera de Navidad, su hija Paz Valentina salió al patio a jugar con su perrito después de la medianoche, llenando de risas la noche familiar. Pero un disparo ensordecedor terminó con esa alegría, arrebatándole la vida a la pequeña.
Desde ese momento, Liz vive entre recuerdos dolorosos y la desgarradora realidad de su pérdida. Aunque quisiera que todo fuera un mal sueño.